«Iniesta de mi vida»
Andrés Iniesta
Hablar de Andrés Iniesta es referirse a uno de los mejores mediocampistas de la historia y sin duda el más relevante que ha surgido en el fútbol español.
El pasado fin de semana, el de Fuentealbilla se despidió de su primer amor, su primera novia, puso punto final a su idilio con el escudo y los colores del FC Barcelona, al menos como jugador. La afición lo siente y lo sentirá como uno de los suyos siempre.
Hay muchos pasajes escritos con letras de oro en la carrera de El Fantasmita, sin embargo, hay dos que destacan por encima del resto: El golazo en Stamford Bridge ante el Chelsea en la semifinal de la UEFA Champions League de la campaña 2008-2009 y que representó el pase blaugrana a la final de Roma. El talentoso volante se llenó de pelota y le reventó el arco a Petr Cech.
El 11 de julio, el estadio Soccer City de Johannesburgo vio al mediocampista encumbrarse en lo más alto, cuando marcó el gol del título de España en la final del mundial de Sudáfrica 2010 en contra de Holanda. Todavía recuerdo ese partido, el cual hizo estremecer a José Antonio Camacho, que remató ese épico momento con la frase «Iniesta de mi vida». A partir de ahí, hubo un antes y un después en la trayectoria de Iniesta, indudablemente, con el cuadro catalán formó parte de una generación tocada por algo divino, si bien no existe la perfección, ese Barcelona la rozaba de la mano de Josep Guardiola, el discípulo más adelantado de Johan Cruyff. Pep dijo en su presentación con los culés «Abrochense los cinturones, que lo pasaremos bien», y vaya que cumplió con creces con un Iniesta como el comandante de la media cancha.
La humildad de Andrés ha quedado de manifiesto desde su debut, sin embargo, ésta se acentuó tras el fallecimiento de Dani Jarque, ex jugador del Espanyol, pues siempre apoyó a su compañero de profesión y ese gesto fue bien recibido por los seguidores blanquiazules. Después de aquel día, sumado a la obtención del título en la máxima competencia del balompié, Iniesta ha sido aplaudido y ovacionado prácticamente en todos los campos de España.
No importa a donde vaya, si a China, a Japón o si se mantiene en el viejo continente, su magia será permanente e hipnotica. Una pena que no ganó el balón de oro, teniendo sobradas cualidades para adjudicarselo, pero se lleva lo mejor, el reconocimiento de todo el orbe, de amigos y compañeros y del mundo. Adiós Iniesta, seguramente triunfará a donde vaya, que en Barcelona lo esperan, para que desde otro puesto, siga agrandando su leyenda.